11 abril 2008

La Tranquilidad

La tranquilidad, otra de las que se convertirá en una de las posesiones más codiciadas, objeto del deseo, bien de lujo según Enzensberger, tal vez el único que nadie podrá tener tal vez el único que nadie en este momento tiene. Los ricos porque son muy ricos, los pobre porque son muy pobres y los del medio, bueno, los del medio porque no son ni lo uno ni lo otro. Calma, desasosiego, paz, descanso, tranquilidad, son algunas de las palabras que utilizan los Spa, los centros de masajes o salones de belleza, los gimnasios, los clubs privados, los hoteles, las artes marciales, la cultura oriental (que esta tan de moda y quizás sea la única que nos dé la salvación), las salas de velación y los cementerios. Todos ellos con un objetivo común, liberarnos de las presiones y la realidad. Libertad que de hecho muchos alcanzan sumergidos ante la televisión o estando en trance luego de consumir alguna sustancia pero todos ellos con el temor latente que produce el saber que es solo un instante y que todo rito no será más que una momentánea escapada de la atrapante verdad. Contando los minutos que faltaran para salir a la envolvente realidad, ¿Quien vivirá tranquilo? Ya estamos en el mundo que Aldous Huxley presagiaba en su libro Un Mundo Feliz, en el que los alfa utilizan los medios masivos de comunicación para mantener enajenado al pueblo y utilizan pastillas y sustancias para no permitir que los delta se subleven, todos en una tranquilidad y paz aparente soportamos el tráfico, las inequidades, las ineptitudes de quienes gobiernan, los malos tratos de quienes nos dan trabajo, la irresponsabilidad de quienes nos informan, y toleramos (o nos volvimos esclavos) de nuestra propia lasitud. Por eso aunque la guerra estalle y seamos testigos de la más cruel de las desigualdades permaneceremos pusilánimes esperando un milagro. La utilización de esta última palabra tampoco obedece a la casualidad. Debemos ser conscientes de lo que somos, levantarnos ante las adversidades, enfrentar la búsqueda personal del destino. Buscar al conejo que liberó a Alicia no esperar ser encontrados y luchar contra los gatos y la suerte; tal vez, de esa única manera sea posible alcanzar la tranquilidad tan anhelada, tomando la realidad por los cuernos, haciéndole frente, aceptando la inevitable extinción de la vida y, luego de aceptar tan limitada realidad, tratar de disfrutarla al máximo. Tal vez encontrar consuelo en alguna sublime frase... Dunne asegura que en la muerte aprenderemos el manejo feliz de la eternidad. Recobraremos todos los instantes de nuestra vida y los combinaremos como nos plazca*... En el primer volumen de Parerga und Paralipomena dice que todo los hechos que pueden ocurrirle a un hombre, desde el instante de su nacimiento hasta el de su muerte, han sido prefijados por él. Así, toda negligencia es deliberada, todo casual encuentro una cita, toda humillación una penitencia, todo fracaso una misteriosa victoria, toda muerte un suicidio*. Todo accidente una demostración de poder.
*Jorge Luis Borges
Carlos Andres Salazar Martínez

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