23 mayo 2009

Libertades Amarradas

"Freedom of speech, freedom of worship, freedom from want, and freedom from fear" eran según Roosevelt las libertades que defendían los aliados y por los cuales justificaban la busqueda incansable de la victoria.

Noam Chomsky uno de los más acérrimos críticos de las políticas Estado Unidenses habla de ellas en su libro La Quinta Libertad, en el cual, como su nombre lo dice, habla de una libertad que se suma a este ramillete, una libertad de la que gozan los países del primer mundo, especialmente aquellos cuya única defensa son las arma y la opresión, y por la cual los países del tercero no gozamos del progreso que anhelamos.

Una libertad que permite que los países que la practican disfruten los beneficios que están sujetos a la muy supuesta libertad de expresión, a la complicada libertad de culto, a la ambigua libertad de necesidades, y a la irónica ausencia de temor; y nos libra a nosotros, cómo no, de disfrutarlas. La libertad de la que habla Chomsky es la libertad para explotar y saquear, una libertad que definitivamente incita a la revolución. Una libertad para la cual el autor halla un sinnúmero de ejemplos, pasando por los conflictos de América Central hasta los de Oriente Medio, sin descuidar los ocurridos en algunos países asiáticos en la segunda mitad del siglo XX y sin los cuales sería imposible pensar en Estados Unidos como el líder del nuevo orden mundial.

Pienso ahora en aquellos que han intentado levantar su voz para decir "Ya basta", en la falta de valor de quienes ostentan el poder para asumir retos sin necesidad de utilizar la fuerza, en el sometimiento del que hemos sido victimas, en tantos años de silencio y en los muchos mártires del nuevo régimen. Según esto todo es posible, en algún lugar hay alguien que está pensando en la forma de someternos, en la manera de ponernos de ejemplo y demostrar su poder, para que una sociedad ciega de por allá evite pronunciar palabra y se sienta orgullosa de sus muy fingidas libertades.

Quisiera saber entonces cómo se justifican y esconden tantos crímenes, qué opinión les merece el 11 de Septiembre, las masacres en algunos de sus colegios, los ataques a sus embajadas, consecuencias de una represión totalizante en la cual tienen al mundo. ¿Son consientes, también, de eso? ¿Es posible que dentro de sus muchos planes este incluido uno que otro atentado extranjero que justifique la puesta en marcha de nuevos actos de control formando así un círculo vicioso del cual ellos son los dueños absolutos?

El 15 de Mayo del presente año, por ejemplo, Obama salió al jardín de su casa para hacer una declaración en la que daba reversa a una de sus promesas electorales. La revelación a los medios de más de 2000 fotografías que documentan los abusos recientes a prisioneros en Iraq y Afganistán tomadas por personal militar de los Estados Unidos no va a darse. En su declaración argumento que "La publicación de las fotos no añade ningún beneficio adicional a nuestra comprensión de lo que se llevo a cabo en el pasado por un pequeño número de individuos. De hecho, la consecuencia más directa de la revelación de éstas, en mi opinión, sería la de inflamar aún más la opinión de los anti-americanos y así poner nuestras tropas en un mayor peligro."

Comentarios que tuvieron una reacción directa de Anthony Romero, director ejecutivo de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU, muy apropiado el nombre), quien respondió a la declaración sosteniendo que por la cantidad de fotografías que iban a ser reveladas "ya no es sostenible culpar de los abusos a unas pocas manzanas. Estas políticas fueron establecidas al más alto nivel."

Carlos Andrés Salazar Martínez

14 mayo 2009

El Santo del Oportunismo

Qué la encuesta de Invamer Gallup, qué el referéndum por la segunda reelección, qué Fajardo con o sin reelección, y por si fuera poco, el pasado martes 12 de mayo, la estirpe del actual mandatario estimó impostergable tener registro en los noticiarios de la televisión privada de Colombia para hacer campaña. Noticiarios que por demás están ahí, siempre, para el Presidente Uribe y para los suyos.


Sin duda las apariciones fueron motivadas por la encuesta de Gallup, por el referéndum reeleccionista y por el favoritismo, sin reelección, del candidato independiente Sergio Fajardo, qué igual, sin o con, va estar en la contienda. Del día de ayer lo que más llamo la atención fue ver un ministro de defensa dándose la oportunidad, pues sin duda es un hombre que sabe darse oportunidades, de hablar sobre los impuestos de la nación. Haciendo frente a la nación señaló que no esta de acuerdo con subir los impuestos a los colombianos porque es contraproducente en medio de la crisis, y aún mas significativo decir que “no hay afán de tomar una decisión en este año”, y quizás mentalmente continuó su idea, y menos una decisión de este tamaño, denme tiempo de presentar mi renuncia para lanzarme como candidato a las elecciones del 2010. Debido a que este tipo de política sin duda desmotiva a los votantes y muy seguramente esa impopular medida sólo minimizaría su mercado electoral, razones suficientes para pronunciarse al respecto.


Y si bien tuvimos sólo un poco más de lo que es Juan Manuel Santos, lo que realmente me preocupa es ver al mandatario, en medio de la aprobación del referéndum reeleccionista, con medidas impopulares; al ministro de defensa lavándose las manos; y al ex ministro de agricultura – se me olvidaba – lanzando un grupo que lleva por nombre y fin “Coconur”. Como no preocuparme la idea de que el actual mandatario no va a reelección, de que su ficha para la presidencia es Juan Manuel Santos y de que el ex ministro de agricultura (pobre de él) no consiguió la venia de su ídolo. Pero aún más aterrador, qué será de Colombia si llega a la Casa de Nariño un hombre que desde el lagartigismo lo ha hecho todo bien.


Si bien la encuesta realizada en cuatro principales ciudades del país, dio a fajardo con amplias posibilidades de asumir la presidencia en el 2011 (siempre y cuando el presidente no obtenga una tercera candidatura), nada se compara con las estadísticas que favorecen el actual referéndum reeleccionista, el cual propone una reforma constitucional frente a la cual yo diría; señor presidente, por favor, deje intacto aquello que usted dice nos ha devuelto: La Democracia.


Esperemos así que el santo del Oportunismo no nos sorprenda con su renuncia, que el santo de las Causas Desesperadas deje de hacer campaña a un presidente que está en pleno ejercicio del poder, que para las elecciones del 2010 los Colombianos contemos con excelentes y amplias opciones para elegir presidente, y que para entonces nuestra democracia no sea un altar con santos y feligreses.

Artículo publicado el jueves 14 de mayo de 2009


JUAN CAMILO SALAZAR MARTÍNEZ
Politólogo

02 mayo 2009

La Disciplina

A veces la memoria me falla, y es que al igual que me sucede con muchos de los textos que he leído no recuerdo ni donde, ni cuando, pero si recuerdo que estaba leyendo. Recuerdo, por ejemplo, la lucha extenuante que precedió el final de Moby Dick o los pasillos oscuros y fríos de El Amor y Otros Demonios.

Y justo para hablar de este tema viene a mi memoria un relato que escuche, estoy seguro de no haberlo leído, en él un niño Japonés intentaba imitar a su padre, quien practicaba con maestría el arte de escribir caracteres Japoneses con pincel y tinta china, arte que es conocido como Shodo.

En el relato, el niño persigue obstinadamente igualar la calidad de su padre y un día al ver su interés, éste hace una línea delicada sobre una hoja de papel en la que su hijo había escrito y le dice que debe ir a preguntarle qué le parece a su madre. Ella observa con interés la caligrafía y le dice que la única línea que ha quedado igual a la de su padre es la que precisamente el niño no escribió. Decepcionado, busca respuestas donde su padre, quien le enseña diez toneles de tinta que aguardan al otro lado del patio y le dice que sólo al terminar de utilizar toda la tinta que hay en ellos, escribirá mejor que él.

La disciplina es tal vez el rasgo que distingue a los orientales sobre todos nosotros, los occidentales, quienes cautivados por cualquier cosa mientras se recorre el camino y ante “el definitivo derrumbamiento de los designios” perdemos el rumbo y la persistencia por alcanzar aquello que nos apetece. Cual niños, buscamos afanosamente los resultados sin intentar comprender primero los procesos que gobiernan el fatigoso alcance del objetivo.

¿Qué sería del mundo sin las artes que con tan denodada paciencia los orientales perfeccionaron hasta sus últimas consecuencias? Los bonsáis y las katanas son fruto de esa invaluable lucha, en la que el hombre se impone sobre los límites de la materia y el inclemente tiempo. No es gratuito que la excelencia en todas ellas se haya alcanzado con el paso de las generaciones.

Entonces, como hablar de la inspiración y la determinación, sin reconocer que después de ellas nos aguarda la disciplina. No vasta con ser Dios, ni tener al lado la colaboración del Espíritu Santo, es necesario el Verbo, es necesario el sacrificio. Muchos de nuestros deseos requieren que sea recorrido un extenuante camino para ver del otro lado la recompensa.

Jan Paderewski, considerado tal vez el mejor pianista de la historia, acataba a responder a la pregunta sobre el porqué nunca se detenía. "Si no practico un día, yo me doy cuenta; si no practico dos días, los críticos se dan cuenta; si no practico tres días, el público se da cuenta". Lo vital de la respuesta, es que quien es responsable de que el trabajo lleve a un feliz término, sin importar que tan encumbrado sea el ideal, soy yo. Los demás están lejos de ser quienes impongan el ritmo. No debería haber vara más rígida que aquella con la que yo me mido.

Pero, sin lugar a dudas, uno de los ejemplos que marca la diferencia entre como los occidentales pretendemos alcanzar las cumbres y como lo hacen allá, en oriente, es la respuesta que Osaki un Maestro de Kyudo - el camino del arco - da a Robert M Poole en su crónica sobre el Palacio Imperial, "en el arte del Kyudo no se apunta al blanco para alcanzarlo; se logra la postura correcta, los pasos correctos. Las flechas van hacia el blanco por su propia voluntad"

Y no sé si logran apreciar la diferencia, pero nosotros sólo pensaríamos en la diana.

...

Poco tiempo después hallé en uno de los textos de Oscar Wilde otra referencia a la diferencia significativa entre unos y otros. Habla en el texto sobre los colores que utilizaban en los atuendos del siglo XIX y entre los cuales era imposible encontrar un azul en perfecto estado, al respecto nos dice que "el bello azul de China, que tanto admiramos, tarda dos años en secar, y el público inglés no sabría esperar tanto tiempo un color"

Carlos Andrés Salazar Martínez