08 junio 2010

Lo Extremo del Arte


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Shaun White, Travis Pastrana, Danny Way. No sé si los conocen. No sé si quiera si escucharon hablar de Tony Hawk, Dave Mirra o Matt Hoffman. Más allá si les suena el nombre de Robert Craig “Evel” Knievel. O si Philippe Petit y Alain Robert les son familiares. Me propongo refrescar su memoria.
Comenzare diciéndoles que “Evel” Knievel es el padre de Robbie “Kaptain” Knievel. “Kaptian” no sólo heredó de su padre su fortuna. Heredo, también, sus agallas, el talento, la obstinación y la suficiente adrenalina para no agotarla en toda una vida. Incluso una vida en la que esta en la lista haber saltado con su motocicleta un tramo del Gran Cañón de Colorado; un avión en pleno vuelo; un tren en movimiento; 17 trailers, soltando el manubrio durante el salto y, además, haber logrado, en el 89, un aterrizaje más exitoso que el de su padre sobre las fuentes del hotel Caesar’s Palace de Las Vegas, Nevada. Y sí, “Kaptian” Knievel es a quien le hacen tributo en los Simpson cuando Bart intenta saltar el Gran Cañón de Colorado en su patineta.
Y es así como surge un espectáculo. Los nombres que desconocen en el primer párrafo son los de las personas que dieron un nuevo matiz a la palabra extremo, y fomentaron un arte que además de tener sus recompensas cobra sin vacilación cualquier atrevimiento.
El doble backflip de Travis Pastrana en los X-Games de 2008 fue hacerle un guiño a la muerte, es uno de los momentos de suspenso más tenso de los que cualquier persona haya podido ser testiga. Ya sabíamos que Pastrana se había dislocado su espina dorsal, que su rodilla izquierda es una evidencia de los avances de la medicina, que se ha roto la tibia y el peroné, que se ha operado en su muñeca izquierda dos veces, en su pulgar izquierdo una vez, que tiene dos cirugías más en la espalda, una en su codo derecho, seis en la rodilla derecha y una cirugía en el hombro, que lo dejó con el único pedazo de metal que tiene en su cuerpo. ¿Qué importaba, entonces, intentar dar dos vueltas hacia atrás en su motocicleta, por una medalla de oro que hasta ese momento no estaba en su bolsillo?
"Flying tomato" es el seudónimo de Shaun White, en Turin 2006 y en Toronto 2010 ganó las medallas de oro que correspondían al Snowboarding. Debo aclarar que el Snowboarding es el primer deporte que habiendo surgido en los X-Games pasa a formar parte de una competición olímpica. Y esto es mucho decir.
Aunque, sin lugar a dudas, hay deportes que en definitiva son igual de extremos que algunos de los que suscitan tanto espectáculo en los X-Games. Yo, por ejemplo, pondría el Salto con Pértiga y el Freestyle Skiing a la misma altura.
Mega Rampa se llama el invento de Danny Way, otro de los deportistas de los X-Games que debido a sus arriesgadas maniobras ha pasado varias veces por los quirófanos. Deslizándose en sus patinetas, los competidores de la Mega Rampa, enfrentan una caída desde 27 metros de altura que desemboca en un resalto que les permite volar una distancia de 20 metros para enfrentarse a un halfpipe de 8 metros de alto. Eso deberían verlo… Danny Way ha ganado la mayor parte de las competencias que de su invento se han hecho.
No sobra decir que David Mirra y Matt Hoffman lograron inspirar a muchos con sus rutinas en el BMX; y que de no haber sido por la constante dedicación y la creatividad sin límites de Tonny Hawk en su patineta, no sería posible ver a los deportistas extremos con el mismo respeto que los vemos ahora. Dave Mirra fue el primero en hacer un doble backflip, Hoffman fue el primero en realizar un 900 sin sus manos en el manubrio y Hawk fue el primero en aterrizar un 900 en su tabla.
Sin lugar a dudas grandes deportistas, dedicados y apasionados por lo que hacen han surgido en medio del fulgor de todo este espectáculo. Un deportista es un artista que tiene como objetivo lograr la perfección durante los escasos segundos, que ceden para su puesta en escena, poniendo en riesgo toda la integridad. Pero toda esta manera de hacer las cosas nos someten a ciertas dudas que es irremediable formularse y es que en última instancia ¿Por qué lo hacen? ¿En realidad ponen su vida en peligro por dinero o fama?
Paul Auster, escritor norteamericano, conoció a Philipe Petit. En su ensayo “En la cuerda floja” habla sobre el arte por naturaleza. Philipe Petit realizó un paseo caminando sobre una cuerda que unió las azoteas de las torres gemelas en 1974 -¿las recuerdan?-, en su momento, los edificios más altos del mundo. Y es a raíz de los actos de este hombre a quien no patrocinaba nadie y que inexplicablemente sometía su prestigio al atreverse en cada representación que Auster escribe:
Tengo la impresión de que ningún arte enfatiza con semejante claridad el profundo impulso estético que tenemos todos. Cada vez que vemos a un hombre caminar sobre una cuerda, una parte de nosotros está allí arriba con él. A diferencia de los espectáculos de otras artes, la del equilibrismo es directa, simple, no necesita mediadores y no requiere ninguna explicación. El arte es el propio acto, su más pura configuración. Y si encontramos alguna belleza en él, es por el placer que experimentamos al contemplarlo.
Creo que esta es una reivindicación en nombre de todos los que arriesgan su vida por amor al arte, por pasión a lo que hacen. Nos permite ver la diferencia entre unos y otros y nos permite comprobar de alguna manera que nosotros también ponemos en riesgo nuestra integridad al voltear la mirada para ver las inevitables distracciones publicitarias de Red-Bull, Nike, Adidas, Gatorade, FOX o Budweiser.
Alain Robert… ¡ah! se me olvidaba. ¿Quién es Alain Robert? Es más conocido por su apodo, Alain Robert es “Spiderman”. En su haber están registradas las conquistas de los rascacielos más altos del mundo y los edificios más emblemáticos. Su especialidad: la escalada libre, sólo sus manos y sus pies, ante la atenta mirada de los agentes del orden que al igual que con Philipe Petit –y muchos otros artistas- son sus más grandes admiradores.
Esperaremos para ver si es cierto que la película tridimensional de los X-Game realizada por ESPN y Disney logra trasmitir la fuerte carga estética que ya hemos comprobado tienen este tipo de espectáculos.
Carlos Andrés Salazar Martínez