19 mayo 2010

Golfo de México: Alert


Ya ni recordamos cuándo sucedió el accidente. Pero podemos ponerle nombre, tal como lo hicimos con el 9/11. Sí, justo así, una fecha que muchas veces impide que recordemos las consecuencias.

El 4/20 murieron 11 trabajadores y comenzó el derrámame de petróleo más grande de la historia, como consecuencia de la explosión de la plataforma petrolera Deepwater Horizon. Plataforma que realizaba operaciones en el Golfo de México, cerca de la costa de Louisiana, Mississippi, Alabama y Florida, y cuyos responsables son BP, Halliburton, and Transocean. Compañías que ya se presentaron en audiencia pública ante el Senado de los Estados Unidos y cuyas declaraciones no convencieron a nadie.

Pero ¿Qué declaraciones pueden ser convincentes ante la tragedia?

No hay siquiera un acuerdo en el tamaño de la mancha. No han podido detener completamente la fuga de petróleo. Y no se compara, aun que los medios de comunicación lo intenten, con el derrame que en 1989 tuvo lugar en las costas de Alaska por parte del Exxon Valdez.

La fuga que tuvo lugar en el 89, fue producto del choque del buque petrolero Exxon Valdez, lo que significó la fuga de 250.000 barriles de crudo. Mientras que en el caso de la fuga de la plataforma Deepwater Horizon se habla de un estimado de 50.000 a 84.000 barriles de crudo al día en el peor de los casos - esta es una cifra en la que precisamente no se han podido poner de acuerdo-.

Los desastres ocasionados por la mancha del Exxon Valdez tuvieron consecuencias nefastas en la población, la fauna y la flora de los parques naturales aledaños a la costa y los habitantes cerca de ella. Muchos de ellos recordaban incluso el olor que durante días invadió sus casas y narran como, después de diez años, continuaban recogiendo con sus manos petróleo de las ensenadas afectadas. Pese a que el reporte de 1999 presentado por la National Geographic era sólo un poco más alentador de lo que se esperaba, advertían que tanto para los animales y los habitantes de la costa fue un evento que dividió y marcó sus historias.

Resta esperar las decisiones que se tomarán con respecto al derrame en el Golfo de México, The New York Times presentó en uno de sus reportajes como el NOAA (The National Oceanic and Atmospheric Administration), encargado de la protección de los animales amenazados y los mamíferos marinos, envío una carta en Septiembre del año pasado a la MMS (Minerals Managment Service) advirtiéndole sobre la poca valoración que daba a un probable, con consecuencias potenciales, de un derrame de crudo en el Golfo, subestimando la frecuencia con la que ocurren los derrames allí.

Ahora, todo parece indicar que no sólo los responsables fueron las tres empresas que se presentaron frente al tribunal del Senado. Muy a pesar de que el presidente Obama dice que a estas compañías les corresponde asumir el costo que signifique regresar todo a la normalidad.

Tal vez, la declaración más sensata hecha por alguien en medio de todo este triste accidente, es la que envió, a través de correo electrónico, el portavoz de BP.

Estimar la taza de flujo no afecta en otra dirección o escala nuestra responsabilidad, la cual es la más grande de la historia.

Esa mancha no sólo afectará, dentro de poco, las costas de Estados Unidos y las carteras de los responsables… si este es el derrame más grande de la historia muy seguramente el tiempo se encargará de mostrarnos que nosotros también hemos sido golpeados.

http://www.nytimes.com/interactive/2010/05/01/us/20100501-oil-spill-tracker.html

Carlos Andrés Salazar Martínez

13 mayo 2010

¿Dónde amarro mi vaca?


Aquí todo va de mal en peor, declaraba Juan Rulfo en su cuento Es que somos muy pobres. Y es ahora, 56 años después, que proponemos dos elementos para comprender la desigualdad.

“La vida digna es hacer posible la vigencia de los derechos humanos. América Latina tiene 22 millones de Km2. (un territorio equivalente a tres Chinas) y 460 millones de habitantes (equivalentes a un cuarto de la población china), y en ese espacio tan grande como tres Chinas, hay personas que no tienen dónde amarrar su vaca. El 7% de la población es dueña del 70% del territorio en Colombia.”

Esta es la frase de batalla con la que José Bernardo Toro, promotor de los derechos humanos en Colombia, da a entender que es posible vivir en un país sin distinciones aunque el camino sea largo y las estadísticas cada vez más difíciles de aceptar.

Según el Fondo para la Paz, ocupamos el puesto número 41 en su Índice de Estados Fallidos. Este índice nos ubica, tomando sólo América, antes de Haíti; la calificación indica que somos una nación inestable, cuya variable de mayor peso es el movimiento masivo de refugiados o desplazamientos internos de personas. Sin tener en cuenta los falsos positivos o las chuzaDAS.

A pesar de ser evidente esta emergencia humanitaria, muchos de nosotros ni tenemos noticia de ella, sólo una cifra: entre desplazados y refugiados el número asciende a 3’500.000 personas.

Para comprender esa brecha que nos separa, no sólo de los demás países que con base en un estado justo hacen lugar para todos sino también de ese 7% que es dueño de casi toda Colombia, está la frase que publicó la revista semana durante las olimpiadas de Beijing 2008: luego de enterarse a través de los medios de la dieta rica en calorías que el nadador estrella de los Estados Unidos consumía al día, la mamá de Oscar Rivas, nuestra esperanza en el boxeo olímpico, atinó a decir “Phelps se come ocho huevos en el desayuno, y aquí ocho personas nos comemos un huevito.

Debemos ser claros, por sobre todo, al decir que para alcanzar los resultados de los países que se jactan ser los primeros en las listas requerimos del esfuerzo continuo y del paso de varias generaciones comprometidas.

Sin embargo, lo más seguro es que en este país de ires y venires a la señora Rivas la interpelen por querer compartir con Phelps sus comensales y al campesino le abran una indagatoria por no poder demostrar cómo es que sin tener lugar donde amarrarla es dueño de una vaca.

Carlos Andrés Salazar Martínez

01 mayo 2010

Moby Dick



Opte, en mi vida, por la lectura.

Descubrí que la existencia de un libro se justifica en el momento en el que alguien se compromete con su autor, se sumerge en la historia. Los conflictos pueblan el relato y en su momento fueron creados y sufridos. Un libro aguarda al lector que de sentido a su volumen inerte de papel y tinta.

Hace algunos años leí Moby Dick. Moby Dick fue un libro al cual di vida.

Recorrí, al lado del capitán Ahab, los siete mares en busca de la ballena blanca a la que pretendía dar muerte. Los años en el Pequod fluctuaron entre los pequeños triunfos y las incertidumbres. Movido por el deseo de venganza, el capitán, nos comprometió y aventuró en la caza del gran Leviatán.

Con un giro de su mano Melville logró darle a su libro un gran final.

Es mucho más que una novela de aventura. Moby Dick va más allá del físico análisis de lo tangible, es explorar, es mirar como las insondables almas de los hombres sucumben ante el infinito océano, es entrar a rasgar la mente de un hombre que cegado por su furia pierde la cordura. Si me permiten decir: Ahab es un dios incompleto. Es el análisis, con ojos de mil ochocientos, del comportamiento de las ballenas y el surgimiento de una nueva ciencia. La amistad, la desgracia, la muerte, la religión son temas que no se escapan de la prodigiosa narración y dan una visión aun más profunda de lo que creemos es el hombre y su vida.

Es el final de Moby Dick lo que justifica su lectura. Por su desenlace y por la forma en la que el bien y el mal, de nuevo, se encuentran en esta obra, es que es comparada tanto con la Odisea como con La Divina Comedia. Borges observa que “un gran poema de nuestro tiempo, el Moby Dick de Herman Melville, que ciertamente conoció la Comedia en la traducción de Longfellow. Tenemos la empresa insensata del mutilado capitán Ahab, que quiere vengarse de la ballena blanca… y la gran novela concuerda exactamente con el fin del canto de Dante: el mar se cierra sobre ellos” Díce además Borges que Melville asimiló de tal modo la Comedia que pudo olvidarla literalmente y así ésta debió ser parte de él.

La obra maestra de Melville está atravesada por una serie de singulares frases y analogías, con las cuales sería posible crear una filosofía contemporánea y que de alguna forma permearon la cultura norteamericana. Frases que están en el inconsciente colectivo universal. Son una forma de ver la esencia de las cosas:

“Pero la fe, como un chacal, se alimenta entre las tumbas e incluso de esas dudas mortales extrae su esperanza más vital”

“Desde debajo de su sombrero ladeado, Ahab dejó caer una lágrima al mar, y todo el Pacífico no contenía tal riqueza como esa diminuta gota”

Melville

Antes de comenzar a escribir en 1844 Melville se introdujo en el difícil mundo de los océanos. Puede decirse que las obras de este virtuoso escritor y osado aventurero son reflejo de experiencias vividas (cosa de pocos escritores). Herman Melville nació en New York el 1 de Agosto de 1819. A sus 19 años se embarcó rumbo a Liverpool como mozo de cabina. Trabajó como maestro luego de su regreso a Estados Unidos, 1841 viajó a los mares del sur a bordo del ballenero Acushnet. Tras año y medio de travesía abandonó el barco en las Islas Marquesas y vivió un mes entre los caníbales. Escapó en un mercante australiano y desembarco en Papeete (Tahití). Donde pasó algún tiempo en prisión. Luego de trabajar como agricultor viajo a Honolulu (Hawai) y allí, en 1843 se enfiló en una fragata de la Marina Estadounidense. Murió, olvidado por su tierra, en New York en 1891.