09 diciembre 2010
La Tranquilidad Paradójica
03 noviembre 2010
Lectores y Criminales
La relación entre los lectores y los escritores puede compararse fácilmente con la muy estrecha afinidad que existe entre la víctima y un delincuente. Sin embargo, intentaré hablar, aunque me castiguen, de aquellas que, quizás, no son tan evidentes.
Más vale decir que no haré honor a la muy repetida analogía hecha entre el poder de la pluma sobre la espada. Analogía repetida una y otra vez a lo largo de la historia, y que puede rastrearse desde mucho antes del curioso discurso que hizo don Quijote de las armas y las letras hasta la fabulosa demostración del poder que tiene una pluma estilográfica, en caso de algún peligro, puesta en escena por Steven Spielberg en Indiana Jones y la última cruzada. Y en fin…
Primero que todo, entonces, se me ocurre que el número de escritores nunca debe llegar a ser igual o superior al número de lectores, pues, la cantidad de muertos no dejaría tiempo para que los lectores y hasta los que no lo son, recogieran con sus palas tanta escoria. Basura en proporciones tan elevadas que no podríamos hallar entre ella todo lo digno de ser contado y aun que no lo fuera, fue contado de manera memorable. En medio de esa gran inequidad existirían tantos crímenes sangrientos y faltos de sentido que no nos permitirían hallar los casos dignos de elogio, aquellos adornados por un sublime sentimiento y la capacidad de ser malo hasta el rigor.
Los pocos lectores estaríamos desconcertados. No dejaríamos de preguntarnos por lo que hacemos y para que lo hacemos. Ninguna base de datos sería suficientemente inteligente para ordenar semejante cantidad de casos. Podríamos ser conquistados por una insaciable gula.
Reconozco que todo escritor así como todo delincuente, ha sido en su vida un ávido lector y una sufrida víctima, muchos de ellos de no haber sido víctimas, estoy seguro, se hubieran entregado por completo a la lectura. Para continuar, imposible dejarlo allí, puedo proponerles la relación inversa, pues, me siento con derecho suficiente, además, para afirmar que toda víctima es a su vez un reservado escritor y un cauteloso criminal, muchos de ellos de no haber fallado en su propósito delictivo serían, de hecho, sencillos escribas.
En segundo lugar, podría considerarse, también, que si eres asesino o ladrón meticuloso, limpio, sería difícil ser atrapado por un criminal con características similares. Si no alcanzas a sospecharlo antes de que suceda, por lo menos rastrearías en la escena del crimen todo aquello que revelaría las verdaderas capacidades de quien intenta cautivarte. Es por ello que nos vemos motivados a enfrentar nuevos peligros y ser testigos de otros prodigios.
En el mundo existen lectores todo terreno que van por los libros como si de ciclo montañismo se tratara, son ellos los encargados de encadenar los mensajes de poner en evidencia los cabos sueltos de uno y las pesquisas del otro. No padecen del síndrome de Estocolmo por un autor particular y su versatilidad, he ahí su valor, radica en atar las pistas que dejan tras de sí los diferentes géneros. Todo esto muchas veces sin preconcebirlo, sin planearlo.
Y al igual que con los lectores que acabamos de poner en evidencia hay escritores que tras planear, prever y hallar un estilo o una historia son capaces de abandonar todo lo hecho a su suerte y hasta contradecirse para enfrentarse a nuevos retos, y construir nuevas hazañas. Son esos los maestros entre los criminales, aquellos para quienes no es permitido dejar cabos sueltos y mucho menos hacer expedito su rastro.
Por último, quisiera afiliarme a la reiterada lucha de Walter Benjamín por rescatar al hombre contemporáneo de su incompetencia para narrar sus experiencias. ¿Quién encuentra hoy gentes capaces de narrar como es debido?. Y es que al igual que hay una escases de criminales incapaces de hacerse invisibles, en parte, gracias a los avances tecnológicos de quienes no les dan tregua, hay una ausencia sentida de narradores memorables, capaces de esconder entre los renglones las costuras y cautivar a sus víctimas con sus ideas.
Carlos Andrés Salazar Martínez
Imagen por LeJimmi
20 septiembre 2010
Palabra de loro
En medio de sus viajes por la América salvaje, el explorador alemán Alexander von Humboldt se encontró con un loro, el último sobreviviente del grupo indígena atur, cuyo lugar de asentamiento era San José de Maypure.
Llegando a la región Humboldt escuchó los testimonios de algunos de los habitantes de la región según los cuales los atures habían sido atacados hasta su extinción por los caribes. Sin embargo, en medio de la desoladora noticia apareció un loro que pronunciaba palabras desconocidas a sus captores. Palabras que enseñó a él uno de los últimos atures y que desvelarían hasta el desasosiego a Humbolt.
Hace sólo una semana fue capturado en un operativo otro loro. Un loro que, pese a pronunciar palabras en un fluido español, es acusado de colaborar con los grupos delincuenciales de la ciudad de Barranquilla, al servirles de campana.
Según los reportes el loro anuncia la presencia de la policía repitiendo una y otra vez “corre, corre que te coge el gato. Miau, miau”. Pero, ¿qué seguridad puede tenerse de que su pregón está relacionado con la presencia de la policía? Más plausible parece la última declaración de quién dice ser su dueño, según él su mascota había sido entrenada para alertarle la posible llegada de ladrones a su refugio, el asegura que el lugar en el que se realizó la redada – y por la cantidad de armas parece ser más que cierto – no es un sitio muy seguro y la única forma que encontró para defenderse de posibles peligros fue confiar a su loro esa responsabilidad.
Seamos honestos, ¿Existe en el mundo un narcotraficante de bajo perfil con la suficiente paciencia para entrenar un loro en el arte de alertar peligros? No es más fácil comprar un sistema de vigilancia con circuito cerrado de televisión.
Más honesto es pensar que un señor con el suficiente temor y la paciencia necesaria se tomó el tiempo para enseñar a un loro a decir gato en vez de ladrón.
A Humboldt le tomó más tiempo del que creeríamos necesario catalogar 40 palabras del loro atur para dejar testimonio del último vestigio de una lengua extinta. Esperemos que no sea tan intrincado encontrar sentido a las palabras de un loro que habla nuestro mismo idioma.
Carlos Andrés Salazar Martínez
12 septiembre 2010
Circunstancias
89-91, aún faltan 3 segundos en el reloj, tiempo suficiente para hacer un pasé, afinar la puntería y lanzar desde la línea de tres buscando el triunfo.
Aun me falta dinero para el arriendo, el mercado, las matrículas y los intereses de tantos prestamos.
Ayer un amigo me dijo que es de valientes asumir riesgos, que si yo quería él estaría trabajando frente al banco.
Y es que como dice Faulkner el hombre es circunstancia, pero si bien es circunstancia también es decisión. Y es esa capacidad de decidir, la que se encuentra en armonía con los principios en los que fuimos educados, o por los que nos hallamos rodeados, la que determina el curso de nuestro destino. Y ahí siempre, la posibilidad de ser villano o héroe gracias al enfrentamiento continuo en el que nos encontramos por las circunstancias y nuestras decisiones.
Dios no juega a los dados con el universo, decía Einstein y que la historia del universo es la escritura que produce un dios subalterno para entenderse con un demonio, decía Borges; frases sin resolver que aguardan la respuesta que produzca el enfrentamiento entre deterministas e indeterministas; y en fin, lo que sí me niego a creer es que en toda esa línea circunstancial nuestras decisiones no corrijan el rumbo. Todo eso sin considerar que presas de algún encantamiento como sucede en tantas tragedias o Sueño de una Noche de Verano seamos víctimas de los designios o pócimas de algún dios, serafín, Cupido o duende caprichoso.
Soy partidario de que las circunstancias moldean nuestra capacidad para tomar decisiones acertadas, y es mientras recorremos el camino que nuestro carácter se define. Prudencia, Justicia, Templanza, Fortaleza.
Y sin importar quién eres, ahí están las oportunidades. Al igual que para todo superhéroe abundaran los villanos y las razones para no continuar. Por más malevo o adverso que sea el enemigo sacar la casta es necesario para no dejarse abatir. No debemos olvidar que un gran poder conlleva una gran responsabilidad y esa responsabilidad es considerar todas las consecuencias, en especial las que afectan a nuestros semejantes.
Igual que sucede con Batman (Ejemplo que pongo por el muy buen trabajo de los hermanos Nolan) un ser puede ser víctima de aquello que le impone el destino y para Bruce Wayne que mejor que enemigos igual de locos y fanáticos a él. Y en esa última película nada más evidente que la necesidad de todo héroe por un villano de su altura y de un hombre como circunstancia.
Y es que al igual que la oscuridad es la ausencia de luz la maldad es la carencia de bondad; es necesario que surjan para cada uno de nosotros aquellos opuestos de los que tanto necesitamos para forjar al ritmo de las circunstancias aquello que nos define.
07 agosto 2010
Cosmos/Redes
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07 julio 2010
Loa al deporte
El placer de la victoria y la capacidad de fabricar con cada triunfo y cada derrota un recuerdo y una enseñanza, es una de las virtudes del deporte.
El deporte también me mantiene vivo, es otra de las cosas que no me puedo dar el lujo de perder, he escuchado decir a varias personas que es una mala mezcla practicar algún deporte mientras que se ejerce algún tipo de arte. Muestra de ello es el estereotipo que nos han heredado del artista sedentario que ve como se consumen las horas frente a su escritorio. Y de hecho puede ser cierto, he sentido como se me va la energía luego de una jornada extenuante pero al igual que con el arte, para mí, no hay algo que genere una recompensa tan gratificante.
Con el deporte se emprenden las batallas que deben ser enfrentadas antes de entregarse a la vida. Mientras que el arte está ahí para complementar ese dominio completo del entorno.
Lo más crítico para aquellos que censuran la situación es que terminan siendo personas que pueden alcanzar el universo a través de la memoria pero para las que es imposible lograrlo a través del mundo físico. Con el deporte he complementado mi vida, el trabajo en equipo se hace algo vital, la camaradería esta al orden del día. Como es dicho al final de la película “The black hawk fall” es eso precisamente lo que te empuja a la guerra, no abandonar a tu compañero.
Yo he sentido el calor en las manos mientras perdemos, he sentido un fuego intenso en mi piel cuando ganamos. Un individuo como parte de un todo, unido al mundo por la pasión, por un compromiso común a todos los intereses, la victoria.
El apoyo, la admiración, el respeto, los límites, el cansancio extremo, el dolor en las entrañas, la satisfacción, aun después de la derrota, por haber cumplido, por no renunciar todavía, por continuar con vida. Son cosas de las que me gustaría escribir algún día. ¿Y el contrincante? El contrincante que me espere porque mañana voy a ganarle.
En un partido la voz de aliento y la rabia, el sudor, la frustración y la armonía son posibles. Un solo objetivo, una sola misión y el mundo que se espere mientras lo olvido.
He de agradecer que puedo correr, puedo saltar, puedo sentir agotamiento, puedo dejar mi mente en blanco y puedo volar. Quien ha sentido mientras ve pasar la hierba por debajo de su cuerpo que existe la posibilidad remota de alcanzar un disco y no regresar. Porque eso sí… Ultimate es el deporte que practico.
Gracias por el dolor. Gracias a los contradictores. Yo seguiré en la vida, como muchos otros antes, jugando y escribiendo. Sintiendo como mis piernas intentan salir de sí mientras escribo aquello que me inspira la vida.
Bueno y nada mejor que traer a colación las frases que desde la disciplinada vida de uno de los maestros de las artes marciales nos llegan.
"Los obstáculos residen dentro de nosotros mismos, no en el agresor. El individuo está más limitado por sus propios prejuicios e ideas preconcebidas, que por la agresión del adversario, de este modo el Tao habla de prescindir de la propia forma, y buscar una flexibilidad (física y mental) tal que haga imposible la rotura." Bruce Lee
"Yo no represento un estilo sino todos los estilos. Ustedes no saben lo que yo estoy a punto de hacer, pero yo tampoco lo sé. Mi movimiento es el resultado del vuestro y mi técnica es el resultado de vuestra técnica". Bruce Lee