"Si antes no sabíamos para que servían las emociones, ahora constatamos que sin ellas no tomaríamos nunca decisiones... Si sólo contáramos con la razón, no decidiríamos nunca nada, dada la complejidad casi infinita que supone evaluar correctamente la selva de datos disponibles" Eduard Punset
Y es así como todas nuestras teorías acerca de tomar una decisión completamente objetiva se vienen a pique. ¿Qué pensarían todos los filósofos del quehacer científico con respecto a esto? ¿Qué diría Karl Popper o Thomas Kuhn? La verdad es que no encuentro en esta hipótesis o aseveración nada que me indique que es necesariamente cierta pero por mi propia experiencia puedo garantizar que sí, que siempre están ahí los sentimientos y las emociones.
Todas las decisiones que fueron tomadas en el pasado, luego de haber sido estudiadas hasta sus más mínimas consecuencias tuvieron antes de ser aceptadas o proclamadas, ejecutadas o sentenciadas, la marca de la duda, el incontrolable deseo de aquel que sufrió pensado si estaba haciendo lo adecuado; padeciendo, justo antes de proferir el “sí” o el “no” definitivo, los violentos golpes de su corazón indicando lo correcto. Es así como estamos aquí. Ahora bien, si es menester preocuparse por algo, entonces debemos hacerlo por lo que Aristoteles nombró como una de las cuatro virtudes cardinales: la templanza, que no es otra cosa que la moderación de los apetitos y el uso excesivo de los sentidos, sujetándolos a la razón; porque eso sí, la relación sentidos-razón está dada en contravía y ambos se afectan y se limitan.
Y es así como todas nuestras teorías acerca de tomar una decisión completamente objetiva se vienen a pique. ¿Qué pensarían todos los filósofos del quehacer científico con respecto a esto? ¿Qué diría Karl Popper o Thomas Kuhn? La verdad es que no encuentro en esta hipótesis o aseveración nada que me indique que es necesariamente cierta pero por mi propia experiencia puedo garantizar que sí, que siempre están ahí los sentimientos y las emociones.
Todas las decisiones que fueron tomadas en el pasado, luego de haber sido estudiadas hasta sus más mínimas consecuencias tuvieron antes de ser aceptadas o proclamadas, ejecutadas o sentenciadas, la marca de la duda, el incontrolable deseo de aquel que sufrió pensado si estaba haciendo lo adecuado; padeciendo, justo antes de proferir el “sí” o el “no” definitivo, los violentos golpes de su corazón indicando lo correcto. Es así como estamos aquí. Ahora bien, si es menester preocuparse por algo, entonces debemos hacerlo por lo que Aristoteles nombró como una de las cuatro virtudes cardinales: la templanza, que no es otra cosa que la moderación de los apetitos y el uso excesivo de los sentidos, sujetándolos a la razón; porque eso sí, la relación sentidos-razón está dada en contravía y ambos se afectan y se limitan.
Lo importante es que conscientes de que muchas de las decisiones que se toman en la vida cotidiana por las personas que ostentan el poder, que con un solo movimiento de su mano pueden afectar el destino de hordas de trabajadores, es que han surgido nuevas especializaciones en lo que se refiere al tema de la toma de decisiones y gerencia de proyectos, en especial una en la que lo que se pretende es que los nuevos ejecutivos, y los viejos también, controlen sus estados de ánimo para llevar a feliz término negocios importantes. En un mundo en el que la tranquilidad está muy fuera del alcance de todos surge la Inteligencia Emocional y la Programación Neurolingüistica (su complemento), no para liberarnos de las cargas sino para enseñarnos a vivir con ellas.
Pero bueno, como para acabar de empeorar las cosas puedo dejarles la siguiente frase:
"Las ficciones proporcionan la base de las imágenes del mundo y los supuestos por los que guiamos nuestras acciones también son ficciones. En todos estos casos, la ficción desempeña una tarea distinta: desde posturas epistemológicas es una premisa; en la hipótesis es una prueba; en las imágenes del mundo, es un dogma cuya naturaleza ficcional debe quedar oculta, si se quiere evitar que la base sea afectada; y en nuestras acciones diarias, es una anticipación" Wolfgang Iser...
Pero no lo haré, aseveraré como para consuelo mío que en la ciencia toda hipótesis planteada ha sido sometida al método científico del que tanto ella se ufana, por el cual nuestros humanos errores son desechados y cuya mejor aproximación sería retomar una de las famosas frases que Arthur Conan-Doyle pone en boca de Sherlock Holmes "Es un error capital el teorizar antes de poseer datos. Insensiblemente uno comienza a deformar los hechos para encajarlos en las teorías, en lugar encajar las teorías en los hechos". Y para nosotros los seres del común ¿Qué?
Para nosotros, sólo el poder mágico de la ficción y las certezas que dan los sentidos.
Pero bueno, como para acabar de empeorar las cosas puedo dejarles la siguiente frase:
"Las ficciones proporcionan la base de las imágenes del mundo y los supuestos por los que guiamos nuestras acciones también son ficciones. En todos estos casos, la ficción desempeña una tarea distinta: desde posturas epistemológicas es una premisa; en la hipótesis es una prueba; en las imágenes del mundo, es un dogma cuya naturaleza ficcional debe quedar oculta, si se quiere evitar que la base sea afectada; y en nuestras acciones diarias, es una anticipación" Wolfgang Iser...
Pero no lo haré, aseveraré como para consuelo mío que en la ciencia toda hipótesis planteada ha sido sometida al método científico del que tanto ella se ufana, por el cual nuestros humanos errores son desechados y cuya mejor aproximación sería retomar una de las famosas frases que Arthur Conan-Doyle pone en boca de Sherlock Holmes "Es un error capital el teorizar antes de poseer datos. Insensiblemente uno comienza a deformar los hechos para encajarlos en las teorías, en lugar encajar las teorías en los hechos". Y para nosotros los seres del común ¿Qué?
Para nosotros, sólo el poder mágico de la ficción y las certezas que dan los sentidos.
CARLOS ANDRÉS SALAZAR MARTÍNEZ
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