12 abril 2009

La Determinación


"He visto personas con tremendas cantidades de talento, pero no es suficiente. A menos que puedas combinar todo eso con una furiosa determinación para llevar las cosas al Máximo" Paul Newman en Inside The Actor's Studio.

El tema sobre el que hablaré, es uno de esos que por mi escasa experiencia no siento la suficiente confianza para abordar, pero que ahora está presente y es por el cual está en enfrentamiento lo que soy y aquello que me propongo ser. Comenzaré diciendo que la cultura, a través de mi padre, me heredo la frase por la que he osado arrebatarle, en escazas ocasiones para ser honestos, la tranquilidad a una que otra atractiva mujer, y es que si "hombre miedoso no goza mujer bonita" yo soy uno de los menos, sin dejar de reconocer que no hay nada como una inspiradora ninfa para avivar los deseos.

Pero la determinación en los seres humanos esta disponible tanto para sobrevivir en un mundo en que el más apto prevalece como para persistir en alcanzar nuestros más profundos ideales.

Quien mejor que José Ingenieros para hacer esa distinción entre los osados y el resto, con fragmentos definitivos que incitan a la revolución, a no conformarse con lo que dicta el destino "El que pueda domesticar sus convicciones no es, no puede ser, nunca, absolutamente, un hombre genial" Debe permitírsele a los anhelos apoderarse de nuestra sangre urgente, que cabalguen por nuestros nervios como potros salvajes, evitar por sobretodo que se topen con los impedimentos que pone la razón. He ahí la premisa.

¿Cómo hacerlo? ¿Cómo lograr disolver los paradigmas? "La imaginación dará a unos el impulso original hacia lo perfecto; la imitación organizará en otros los hábitos colectivos. Siempre habrá por fuerza, idealistas y mediocres". El aporte definitivo es la imaginación, es ella el gatillo que activa nuestra necesidad de buscar cumbres más altas y evitar el sometimiento al que nos condena el Estado o la costumbre, sólo quienes tienen la capacidad de visualizarse en otra condición tienen el valor para atreverse a luchar por algo mejor, "No hay nada más terrible que un estamento bárbaro de esclavos que haya aprendido a considerar su existencia como una injusticia y que se disponga a tomar venganza no sólo para sí, sino para todas las generaciones", advierte Nietzsche.

No ver pasar el tiempo con la laxitud que imponen los medios de comunicación y la avasallante tecnología es ya todo un reto y en un mundo en el que por fuerza hay idealistas y mediocres me resisto a tener un papel secundario. Prefiero "morir de pie, que vivir de rodillas" como dijo José Martí o Emiliano Zapata o el Che Guevara o Gandhi, no, mejor aún, William Wallace.

"De una cosa nadie se arrepiente, y es de haber sido valiente" declara Borges, y hemos sido testigos en el transcurso de la historia de lo que muchos somos capaces de dar por ese trémulo "sí" que enfría los huesos o por ese grito de satisfacción que precede a la muerte.

Carlos Andrés Salazar Martínez

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