08 febrero 2009

Hegemonía

Sin lugar a dudas el tema de la semana tiene que ver, no con la liberación de los secuestrados, ni con la muerte de los pasajeros del desafortunado bus en el Atrato Chocoano, no faltaba más, el tema de la semana está relacionado con la obsesión que siente nuestro Presidente por mantener su hegemonía en los medios de comunicación. Ningún otro mandatario lo había hecho con la disciplina y el tesón con el que éste lo ha hecho.

Con un hombre que esta desquiciado por obtener siempre buenas notas, es tontería discutir cual es el mejor vehículo para alcanzar un alto puntaje de favorabilidad. Y es que para un índice que es determinado por las encuestas realizadas a los ciudadanos del común, nada mejor que ponerles la carnada en la caja tonta. Es así como desde hace aproximadamente un año tiene en vilo las expectativas no sólo de sus partidarios sino también de sus oponentes, demostrándoles a todos ellos quien es el que manda. Y los medios nos dan cátedra de cómo, también, de las especulaciones se hacen noticias, anuncian hora tras hora, día tras día, el posible “si” y sus consecuencias, el “no” y sus repercusiones y en medio de esta relación de cooperativismo alcanzan a darse las gracias.

Es paradójico como una persona con tan supremo poder, ve tambalear la propiedad que ha edificado con tanto esmero y trabajo por perder un sólo día la atención de los medios. Tranquilo presidente que mañana volvemos a hablar de usted, le diría yo.

Y nada peor que le quite la atención alguien que ya no tiene nada que perder, ni a nadie a quien temer. Alguien que fue sometido al peor de los vejámenes. Una persona que no puede ya callarse nada porque lo ha callado todo. Que importa si sus críticas surgen de una profunda reflexión o son producto del alegre estremecimiento que produce el saberse libre, en realidad ¿Qué importa? Es en la mente del periodista y del político en la que inquietos están el morbo y las suposiciones.

Pero ahí no termina todo, nuestro mandatario tiene el poder suficiente para hacer una rueda de prensa en el jardín de quien un momento antes tuvo el atrevimiento de discrepar con él en algunos puntos e interpelarlo, ofreciendo así un espectáculo a los medios, quienes como corderos siempre estuvieron allí para escuchar una defensa que no tenía sentido pero que bien valía la pena, para mantener alto el promedio o ganar unos punticos de rating.

No puedo terminar el texto sin antes asegurarles que como en el Choco no están las luces, las cámaras y los micrófonos es mejor dejarlo así. Y si, es mejor dejarlo así.

¿Y sabe qué Señor Presidente?… Debo reconocer que yo también caí en la trampa.

CARLOS ANDRÉS SALAZAR MARTÍNEZ

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