24 enero 2009

La Educación Sentimental.


"Si antes no sabíamos para que servían las emociones, ahora constatamos que sin ellas no tomaríamos nunca decisiones... Si sólo contáramos con la razón, no decidiríamos nunca nada, dada la complejidad casi infinita que supone evaluar correctamente la selva de datos disponibles" Eduard Punset

Y es así como todas nuestras teorías acerca de tomar una decisión completamente objetiva se vienen a pique. ¿Qué pensarían todos los filósofos del quehacer científico con respecto a esto? ¿Qué diría Karl Popper o Thomas Kuhn? La verdad es que no encuentro en esta hipótesis o aseveración nada que me indique que es necesariamente cierta pero por mi propia experiencia puedo garantizar que sí, que siempre están ahí los sentimientos y las emociones.
Todas las decisiones que fueron tomadas en el pasado, luego de haber sido estudiadas hasta sus más mínimas consecuencias tuvieron antes de ser aceptadas o proclamadas, ejecutadas o sentenciadas, la marca de la duda, el incontrolable deseo de aquel que sufrió pensado si estaba haciendo lo adecuado; padeciendo, justo antes de proferir el “sí” o el “no” definitivo, los violentos golpes de su corazón indicando lo correcto. Es así como estamos aquí. Ahora bien, si es menester preocuparse por algo, entonces debemos hacerlo por lo que Aristoteles nombró como una de las cuatro virtudes cardinales: la templanza, que no es otra cosa que la moderación de los apetitos y el uso excesivo de los sentidos, sujetándolos a la razón; porque eso sí, la relación sentidos-razón está dada en contravía y ambos se afectan y se limitan.
Lo importante es que conscientes de que muchas de las decisiones que se toman en la vida cotidiana por las personas que ostentan el poder, que con un solo movimiento de su mano pueden afectar el destino de hordas de trabajadores, es que han surgido nuevas especializaciones en lo que se refiere al tema de la toma de decisiones y gerencia de proyectos, en especial una en la que lo que se pretende es que los nuevos ejecutivos, y los viejos también, controlen sus estados de ánimo para llevar a feliz término negocios importantes. En un mundo en el que la tranquilidad está muy fuera del alcance de todos surge la Inteligencia Emocional y la Programación Neurolingüistica (su complemento), no para liberarnos de las cargas sino para enseñarnos a vivir con ellas.
Pero bueno, como para acabar de empeorar las cosas puedo dejarles la siguiente frase:
"Las ficciones proporcionan la base de las imágenes del mundo y los supuestos por los que guiamos nuestras acciones también son ficciones. En todos estos casos, la ficción desempeña una tarea distinta: desde posturas epistemológicas es una premisa; en la hipótesis es una prueba; en las imágenes del mundo, es un dogma cuya naturaleza ficcional debe quedar oculta, si se quiere evitar que la base sea afectada; y en nuestras acciones diarias, es una anticipación" Wolfgang Iser...
Pero no lo haré, aseveraré como para consuelo mío que en la ciencia toda hipótesis planteada ha sido sometida al método científico del que tanto ella se ufana, por el cual nuestros humanos errores son desechados y cuya mejor aproximación sería retomar una de las famosas frases que Arthur Conan-Doyle pone en boca de Sherlock Holmes "Es un error capital el teorizar antes de poseer datos. Insensiblemente uno comienza a deformar los hechos para encajarlos en las teorías, en lugar encajar las teorías en los hechos". Y para nosotros los seres del común ¿Qué?
Para nosotros, sólo el poder mágico de la ficción y las certezas que dan los sentidos.
CARLOS ANDRÉS SALAZAR MARTÍNEZ

21 enero 2009

Un Lugar Acogedor


Un lugar acogedor, esa es la mejor manera de describir lo que siento cuando pienso en mis amigos. Siempre se ha dicho que para las buenas y para las malas: la familia, un conglomerado de personas que para bien o para mal lo vio crecer a uno y que no más porque sí toleran tus errores y defectos. Pero los amigos son algo difícil de definir, algunos están, y otros aunque ausentes, pueden saber que entre los trogloditas eres el más pero a pesar de la premisa siempre están ansiosos por brindarte una cerveza.


Pero ¿Qué impulsa a que un puñado de personas dispersas, unidas por accidentes del destino, decidan enfrentar el paso de los días juntos? Pueden existir varios motivos, un interés común (podría encabezar la lista), aunque pensándolo bien podría ser el único; pues, había pensado en una relación de parasitismo pero en nosotros, los seres humanos, este tipo de relación no es válida pues por lo general existe el que abusa y al que le gusta ser abusado, de lo contrario no perduraría tal relación.

Asi que vamos un poco más allá, en 1809 Johann Wolfgang Goethe publicó "Las Afinidades Electivas", Novela en la que haciendo uso de todos sus conocimientos sobre la ciencia busca definir cómo es que son posibles este tipo de relaciones.

"Del mismo modo que cada cosa tiene una atracción respecto a sí misma, también tiene que tener una relación con el resto de las cosas. Y ésta será diferente de acuerdo con la diversidad de sus naturalezas. Tan pronto se encontrarán como si fueran viejos amigos y conocidos que se pueden aproximar y reunir rápidamente sin modificarse mutuamente, como les ocurre, por ejemplo, al agua y al vino, como, por el contrario, se mantendrán obstinadamente alejados y extraños entre sí y no llegarán a unirse ni siquiera recurriendo a procedimientos de mezcla o fricción mecánica, como les ocurre al agua y al aceite, que se vuelven a separar de inmediato cuando se trata de mezclarlos...

A aquellas naturalezas que cuando se encuentran rápidamente se amalgaman y se determinan mutuamente, las denominamos afines."

Siempre he pensado en los amigos como aquellos que ponen los límites para obtener un conocimiento completo del mundo. Somos una red, y muestra de ello es la popular teoría de los Seis Grados según la cual nos separa de conocer a cualquier persona del mundo seis personas, teoría por demás debatible, pero que da indicios de que estoy en lo correcto al sospechar que nuestros amigos son los que ponen las fronteras para acercarnos a otras personas, a otros lugares, costumbres o ideas. ¿Por medio de quién si no es un amigo nos enteramos de los datos, chismes y anécdotas que no nos llegan desde la academia? La camaradería no deja de ser igual de valiosa que el amor pues la primera es fuente de conocimiento y la otra es fuente de inspiración.

Tratemos de ir, entonces, un poco más lejos. En 1992 el antropólogo Robin Dunbar encontró que el límite cognitivo de relaciones sociales estables que un ser humano puede mantener es 150.

Como explica Dunbar en su estudio “…Existe un límite cognitivo al número de individuos con los cuales una persona puede mantener relaciones estables, así también éste límite es una función directa relativa al tamaño de la neocorteza, y esto en efecto limita el tamaño del mismo grupo [a formarse]”. 150 era el límite natural que este estudioso encontró para grupos como las poblaciones del neolítico, la cantidad de académicos en una sub-especialización de una disciplina, y 150 hombres era el número de soldados encontrados en una unidad promedio desde la Antigua Roma hasta el siglo XVI. Y adicional a todo esto, Dunbar asevera que este tipo de unidades sólo pueden permanecer si el grupo de personas pasan un 42% de su tiempo socializando y el refinamiento que sufre el lenguaje se debe principalmente a la intención inconsciente que existe de limitar esa cantidad de tiempo.

Ahora dirán ustedes pero ¿Hasta donde más podemos ir en este vericueto?, pero en un curioso artículo escrito por Michael Kinsley en la revista The NewYorker el presente año me encontré con que si nos esforzamos podemos ir hasta el lugar al que nunca quisiéramos ni acercarnos ¿Cuántas personas crees que acudirán a tu funeral? a lo que Kinsley responde, eso depende de en qué edad te encuentres al momento en el que vaya por ti la parca, pues si 150 es la cantidad de relaciones estrechas que podemos mantener y la muerte comienza a arrebatarnos seres queridos sin avisar, para luego parecernos algo común a tal punto que si logramos llegar a los 63 años vemos morir un ser querido por año, luego son más, y más alto se va haciendo el promedio por año y más difícil es permanecer con vida, "así, a los 75 años sólo quedarán 67 personas de nuestra cohorte original, para al final, al cumplir 100 años, sólo quedar tres", eso suponiendo que podamos superar los azares de nuestro hado y más interesante aun, que llegando hasta allí tengamos la suficiente lucidez para conversar con los otros dos, de los 147 ingratos que se fueron sin avisar.

Sé que muchos se sorprenden de tal cifra y dicen: ¡150… baahh! Yo tengo 350 en mi Facebook, y yo de inmediato les preguntaría ¿En cuentos de ellos depositarias tu confianza?
CARLOS ANDRÉS SALAZAR MARTÍNEZ

07 enero 2009

Dilación


"En este sentido, la ficcionalización ofrece respuesta al problema que Alcmeón consideraba insoluble: unir principio y fin para crear una última posibilidad a través de la cual el final, incluso aunque no pueda ser sobrepasado, al menos pueda ser pospuesto de manera ilusoria" Wolfgang Iser

“Mientras más difícil es algo hay una mayor recompensa al final”
Big Fish. Tim Burton


“Aristóteles ya había prescrito que, en la acción trágica, la catástrofe y la catarsis final debieran ser precedidas por largas peripecias”
Umberto Eco

“Cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento: el momento en el que el hombre sabe para siempre quién es”
Borges. Biografía de Tadeo Isidoro Cruz

“Si tiene que pasar algo importante y apasionante, es menester cultivar el arte de la dilación” Umberto Eco

"Habló con Dios en la oscuridad. Si de algún modo existo, si no soy una de tus repeticiones y erratas, existo como autor de 'Los enemigos'. Para llevar a término ese drama, que puede justificarme y justificarte, requiero un año más. Otórgame esos días, Tú de quien son los siglos y el tiempo"
Borges. El Milagro Secreto

"Las dificultades aumentan cuanto más nos acercamos a la meta"
Las Afinidades Electivas. Goethe

"...tenemos muy buena memoria para las cosas que pasan por primera vez, y muy mala memoria para las cosas que se repiten cientos de veces...
"Cabe recordar que la velocidad subjetiva del tiempo se genera, de hecho, en la memoria. Juzgamos el tiempo en función del número de recuerdos que tenemos y su intensidad... así juzgamos el tiempo"
Douwe Draaisma en Entrevista con Eduard Punset. Redes.


¿Qué más puedo decir? Sólo poner, luego de todo esto, mi experiencia personal. Porque qué más... Y es que tengo un recuerdo de mi niñez, uno de los muy pocos: fue algo que ocurrió durante una clase en la guardería, no recuerdo exactamente que decia la profesora pero sí recuerdo que aquello de lo que nos hablaba me llevó a pensar que mi mamá tarde o temprano moriría, pero tal vez no veía la perdida de mi madre sino la ausencia de sus mimos y contemplaciones, saber que me quedaría sin eso me estremeció, y lloré, lloré; lloré hasta hacer que la profesora llamara a mi progenitora para que fuera por mí. Recuerdo el abrazo de ella al llegar y la respuesta esperanzadora que profirió al preguntarle si era verdad que iba a morir, a lo que ella atinó a decir, "no, todavía no. Falta mucho para que yo muera". Ahora que escribo esto me parece que fue por esos días en que uno de mis bisabuelos murió y eso me llevó a plantear las preguntas que concluyeron en tan nefasta afirmación.

Ese día, a pesar de mi edad, comprendí que tarde que temprano yo también iba a morir y que era menester posponer (por aquello del efecto de reminiscencia) o perpetrarme y es así como una búsqueda me llevó a otra y encontré en la lectura un refugio a mis penas. Mi mamá dice que desde que aprendí a leer no he parado de hacerlo y tengo pruebas que demuestran que a los ocho años estaba haciendo la transición del mundo real al ficcional, mundo que habito para ralentizar un poco la llegada al final. Y creo que desde que sé escribir no he parado de hacerlo, buscando quedarme, aunque sea un ratico más, después de muerto, en el mundo de los vivos. Como dice un viejo adagio "Nadie se muere en la víspera", mientras tanto, que cada uno siga disfrutando de ella a su modo.

Todo esto me hace recordar que las mamás no saben lo que hacen cuando le dicen a sus hijas que no salgan rápido, que se hagan esperar, que no demuestren mucho amor porque se acaba el amor de tanto usarlo, que gocen el postergarlo, porque como bien ilustra Punset la felicidad se halla en la sala de espera de la misma.


CARLOS ANDRÉS SALAZAR MARTÍNEZ