04 marzo 2010

Medicinal

No sé qué tan importante se torne para los lectores este artículo, que entre muchos otros de disimiles fuentes buscan aliviar la patología social producida por la U. Sin embargo tras la anticipación del fracaso de lo que podría haber sido un antiofídico para esta sociedad, me dispondré a prescribir la maduración de nuestra ponzoña.

Que dos hombre se inunden en vapulación, que en presencia de varias personas y sobre la mesa se hilvanen un: “Vete al carajo” ó “Un sea varón”. No justifica hacerlo un blanco de críticas, incluso se correría el riesgo de pasar por mojigato. Y más aún habrá personas que encontraran razones, quizás de peso, para justificar que incluso con esa piedra se hubiera ido al lastre la Ilustración.

En realidad no quiero detenerme en dilucidaciones sobre si está bien o mal que distintos personajes en determinadas circunstancias se hayan chocado con esa piedra, donde para muchos el hecho de que ya lo haya materializado un rey, lo naturaliza. La preocupación, considero, debe posesionarse más allá del cuándo y el cómo, que es materia prima que sirve a los medios de comunicación, y debe situarse en el ¿por qué?

En este sentido, muy bien señala Chávez de que a “lo mejor tendrá problemas al interior de su país”. Y es precisamente por ahí que se desenmaraña tal papelón. En las últimas semanas Uribe, no el inmortal sino aquel de carne y hueso, enfrenta una delicada posición de popularidad en medio del deseo reeleccionista.

Para mí las cosas estuvieron así: Uribe sube a su avión directo a Cancún, junto con una clase media por delante exacerbada por los decretos de Emergencia Social, en sus manos con una ponencia negativa frente al referéndum reeleccionista en la Corte Constitucional, y con un bloqueo económico de mierda que no se atreve a morir. Si, piensa Uribe, desde ya hace un buen tiempo este bloqueo del vecino país ha logrado que pierda el respaldo de amplios sectores de la economía a mi apego reeleccionista, donde el lobby en el palacio no se ha hecho esperar, las presiones del sector privado y las insinuaciones de que si esto continua lo mejor es desistir, sí, ese “quizás no va mas con usted presidente” - Retoma y empata - con todos los empleados de la salud, con las clases medias, con los magistrados:

- “¡Sea varón!”

Lo último que hay que apuntar es que el contexto en que se da este papelón caricaturiza lo que este mortal hace con la política nacional, que no es más que sumirla ante su interés personal y resistirse ante ese Estado de Opinión que proclama de dientes para fuera. Ni sus más acérrimos simpatizantes se atreverían a cuestionar el juicio del señor, para compararlo con el juicio del pueblo.
Observaciones: Los decretos de Emergencia Social pueden hacer persistir no sólo esta ponzoña sino muchas otras en los próximos tiempos, ya que no se encontraran pruebas científicas para remitirnos donde un especialista.

JUAN CAMILO SALAZAR

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