17 marzo 2009

Asimov


— Deben saber que Lameth — continuó el canciller, pontíficamente— tiene un nuevo y muy interesante punto de vista con respecto a mi anterior conocimiento sobre la «Pregunta por el Origen».
— ¿Qué pregunta? — inquirió Hardin.
— La « Pregunta por el Origen». El lugar de origen de las especies humanas, ya sabe. Seguramente, sabrá usted que se cree que originariamente la raza humana sólo ocupaba un sistema planetario.
— Sí, claro que lo sé.
— Naturalmente, nadie sabe con exactitud qué sistema es, se ha perdido en la neblina de la antigüedad. Sin embargo, se hacen suposiciones. Unos dicen que fue Sirio. Otros insisten en que fue Alfa Centauro, o Sol, o 61 Cisne… todos en el sector de Sirio, como Vega.
— ¿Y qué dice Lameth?
— Bueno, se interna por un camino completamente nuevo. Trata de demostrar que los restos arqueológicos del tercer planeta del Sistema Arturiano revelan que allí existió la humanidad antes de que hubiera signos de viajes espaciales.


Este fatal diálogo que tiene lugar en el Imperio Galáctico imaginado por Isaac Asimov en la década de 1930, dejó un gran desazón en mi altanera juventud. Tendría yo unos 15 o 16 años y no dejó de ser un desconsuelo saber que así como nosotros olvidamos de donde datan nuestros primeros ancestros también en un futuro, a muchos parsecs de acá, nuestros descendientes olvidarán quienes somos. Y así cómo no sabemos nosotros quien inventó la rueda, quien descubrió el fuego, quien fue el primero que secando el cacao supo extraer de él todo el sabor; ellos no sabrán quien fue el que definió con total precisión nuestra cadena de ADN, quien se atrevió a teorizar sobre los agujeros negros y quien, además, fomento la búsqueda de nuevas rutas interplanetarias. Si, se olvidarán, y con todos ellos se desvanecerán las cosas de las que nos sentimos tan orgullosos y de las que nos sentimos tan avergonzados.


En fin, traigo la frase a colación debido a que siendo todo un éxito las películas, que los productores de la Warner han rodado, inspiradas en algunos de los textos de Asimov es ahora que se atreven a darnos el placer de ver en los cines su Fundación. Digo placer porque creo que hay textos que merecen disfrutar de los avances tecnológicos de los que ahora se ufana el séptimo arte y esta trilogía, sin lugar a dudas, es uno de ellos.


Un detalle esencial del relato es la psico-historia, una ciencia que en el futuro imaginado por Asimov, presagiará las tendencias sociales y económicas. "La psico-historia desarrollada por Hari Seldon, no predice los posibles comportamientos de un hombre, sino de las masas de hombres, puede prever las reacciones a diferentes estímulos con la misma exactitud que una ciencia menor predice el rebote de una bola"


80 años después es mucho lo que nuestra imaginación sin límite puede volar con propuestas de éste tipo, pero no deja de ser algo que está a nuestro alcance, falta poco para que procesadores en los que se ingresen las ecuaciones y datos correctos (económicas, termodinámicas y sociales) nos den las respuestas. Al igual que sucede con AC, la gigante computadora de La Última Pregunta, texto que en el 56 nos obsequió Asimov presagiando el fin de los tiempos.

Y sucedió que AC aprendió cómo revertir la dirección de la entropía.
Y AC dijo:
¡HÁGASE LA LUZ!
Y la luz se hizo...


Carlos Andrés Salazar Martínez

07 marzo 2009

La Inspiración


Personas como yo estamos a la espera de una idea; fatigamos las bibliotecas e indagamos el mundo en busca de respuestas, buscamos las señales que nos indiquen el camino, los dedos de dios en el universo como afirmaba Kepler, las pistas esparcidas después del Big-Bang sobre nuestro origen y propósito hasta que para algunos esa búsqueda halla respuesta y es a lo que el resto de los mortales ciframos como la inspiración.




Inspiración que muchas veces llega antes o después, pero que al fin y al cabo marca el encuentro con lo sublime de la experiencia, en cualquiera de sus manifestaciones. Y es precisamente el hecho de que llegue antes o después lo que da la pauta para considerar a alguien un genio o un maestro. No pretendo desmeritar a nadie, pues podría terminar interpretándose este tema de la inspiración como un golpe de suerte, debo reconocer que para ambos casos se necesita de la disciplina y el trabajo arduo, debe estarse preparado para reconocer que ha llegado el momento y si es en realidad de vital importancia para llevarlo a buen puerto. También suele escucharse como después de dar vueltas por la cabeza una idea que va del inconsciente, al subconsciente y de ahí realiza su trayecto definitivo al consciente sale renovada, con la fuerza y madurez que da semejante viaje.



¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Por qué? y en especial ¿A quiénes bendice esa inspiración o visión clara del mundo? son cuestiones a las que intento dar una pronta respuesta. Pero como se que tal vez la inspiración no me alcance, si pretendo dar ejemplos de lo vital que es la edad para ciertos casos, sin dejar de lado que cualquier excepción confirmará la regla.



Siempre se ha creído que los deportes son la actividad en la que más marcada esta la frontera entre estar dentro o fuera. Diríamos pues que entre los 34 y 38 años de edad es el rango en el que la mayoría de practicantes de algún deporte, de manera profesional, ven su carta de retiro. Nosotros, los aficionados, lo damos todo por ese instante de claridad en el que conspiran los límites del cuerpo y el ingenio. Sin embargo, no es el deporte la profesión más desagradecida con quienes la mantienen vigente; luego del desarrollo de manera independiente de la física Clásica y Cuántica los físicos teóricos buscan de manera desesperada las ecuaciones que les permitan unificarlas, una ecuación que nos dé la explicación de cada suceso que ocurre en el cosmos, a esa búsqueda cuya respuesta aún está lejos de ser encontrada la llaman Teoría de Todo y el principal problema no tiene que ver con restricciones matemáticas o nuestra comprensión del universo, en uno de sus artículos sobre este tema la revista Investigación y Ciencia (Marzo de 1996) nos advierte que "Los físicos, como las modelos, tienden a creer que a los veinticinco años han dado lo que podían dar", sin embargo, para que una persona pueda hacer un aporte nuevo a la Teoría es necesario que domine, que haga suyos, que impresos en su memoria estén temas como la teoría de campos, supersimetría, gravedad, solitones y topología. Lo que quiere decir que es necesario romper con el paradigma de la edad y procurarse la claridad hasta la tumba.



Sin embargo, para Octubre del presente año Malcolm Gladwell escribió en The New Yorker un artículo esperanzador en que lista algunos casos en los que la edad no fue un obstaculo: Alfred Hitchcock realizó “Dial M for Murder”, “ Rear Window”, “To Catch a Thief”, “The Trouble with Harry”, “Vertigo”, “North by Northwest” y “Psycho” entre sus 54 y sus 61 años; Mark Twain publicó “Las Aventuras de Huckleberry Finn” a los 49 y Daniel Defoe escribió “Robinson Crusoe” a los 58. Entre tanto: Orson Wells realizó "Citizen Kane" a los 25, Herman Melville escribió su "Moby Dick" antes de los 32 y Mozart compuso su concierto para Piano N° 9 a sus 21.Lista a la que yo añadiría a Jose Saramago, quien nos obsequió "El Evangelio Según Jesucristo", "Ensayo Sobre la Ceguera", "El Cuento de la isla Desconocida", "La Caverna", "El Hombre Duplicado", "Ensayo Sobre La Lucidez" y "Las Intermitencias de la Muerte" entre sus 69 y 83 años y en el lado opuesto a algunos vecinos, Jorge Isaacs a los 30 años publicó su única novela, para José Asunción Silva 31 años fueron suficientes mientras que para Andrés Caicedo 25 eran demasiados.



Como dice Umberto Eco "Ha sido un gran ejemplo y un gran consuelo para mi inquieta juventud de estudioso saber que Kant escribió su obra maestra de la filosofía sólo a la venerable edad de cincuenta y siete años; así como siempre he sido presa de una irrefrenable envidia al saber que Radiguet escribió Le Diablea au Corps a los veinte. Pero estos elementos no nos ayudan a decidir si Kant tenía razón al aumentar de diez a doce el número de las categorías, ni si Le Diablea au Corps es una obra maestra (lo sería aunque Radiguet lo hubiera escrito a los cincuenta y siete)."



Para terminar, no todos son momentos de iluminación precoz o rezagados instantes de claridad, en la mitad del camino, por ejemplo, fue sorprendido Gabriel García Marquez con un golpe de inspiración que lo pondría en trance por 14 meses. Yo, a mis 27, continúo buscando.




CARLOS ANDRÉS SALAZAR MARTÍNEZ

01 marzo 2009

Terra Preta












Principio 22:
Las poblaciones indígenas y sus comunidades, así como otras comunidades locales, desempeñan un papel fundamental en la ordenación del medio ambiente y en el desarrollo debido a sus conocimientos y prácticas tradicionales. Los Estados deberían reconocer y apoyar debidamente su identidad, cultura e intereses y hacer posible su participación efectiva en el logro del desarrollo sostenible.
Hablando de lo bello que es encontrar en un país como el nuestro una ley ambiental que brilla por su preocupación sobre un tema tan radical como la conservación del medio ambiente y las posibles alternativas que existen para lograr recuperar aquello que hemos perdido, sin lugar a dudas, un tema que destaca alrededor de éste es el posible agotamiento que ha sufrido la tierra a cuenta de nuestra forma de cultivarla.

No sólo los químicos y abonos utilizados para el cultivo intensivo nos tienen en un predicamento, ahora resulta que el hecho de que por encima de la tierra cultivada pasen los inmensos tractores provoca un aplastamiento y desgaste continuo de la nutritiva tierra negra que alimenta las plantas. De esta manera, y sin percibirlo, vamos acercándonos a la estéril tierra amarilla de la que no es posible obtener nada saludable. A través de grandes esfuerzos ha sido posible recuperar algunas tierras haciéndolas aptas para el cultivo; experiencias en países de África y Asia así lo demuestran. Sin embargo, no es suficiente, muchos de los intentos han sido infructuosos y han significado un gasto importante de tiempo y recursos. Muchos factores influyen en que este tipo de proyectos de recuperación ambiental sean un total fracaso.

En los años 50 Win Sombroek, científico del suelo, viajó al Amazonas y halló respuestas. Respuestas inconclusas, pues, su hallazgo fue la visión del resultado, sin los intermedios, sólo una pista, que incluso después de casi 60 años no ha podido ser resuelta: La Terra Preta do Índio es tierra negra que se extiende hasta 2 metros de profundidad, rica en nutrientes y que, además, existe donde se supone no debería existir; tierra elaborada por indígenas en un pasado, ya tan remoto, que nadie guarda recuerdo de como elaborarla. Algunas áreas de este tipo de tierra se hallan en lugares selectos que bordean el Río Amazonas. Áreas en las que, durante nuestra historia anterior al descubrimiento, había asentamientos indígenas.

Una mezcla de cerámica precolombina y carbón llena la desnutrida tierra de minerales vitales para el mantenimiento de cultivos exigentes en un lugar en el que se creía muy improbable, la selva tropical. Un enigma sin resolver: los herederos de Sombroek aun desconocen los procedimientos necesarios para producirla y más importante aún las causas por las cuales los pobladores del Amazonas decidieron crear su propia tierra.

Un inesperado tema sobre el que podrían leer más en la Revista de la National Geographic del mes de septiembre de 2008 y que justifica en gran medida el Principio 22 de nuestra hermosa ley. Texto que podría recomendar a la FARC para que cese el aniquilamiento de nuestra memoria indígena y al gobierno para que no los ponga en medio.

Citaré, en homenaje, lo que William Ospina resalta en su libro La Decadencia de Los Dragones:
“Nuestra tradición es tan rica como cualquier otra, y si alguna pobreza padecemos es la de nuestros críticos, educados en la pequeñez y en la impostura. Basta ver la orfebrería de los quimbaya o de los calimas, las miniaturas exquisitas de la Malagana y la alfarería de los tumacos para saber que desde hace mucho antes de la irrupción de Occidente en nuestras tierras ya estaban aquí toda la sensibilidad y toda la belleza…”
CARLOS ANDRÉS SALAZAR MARTÍNEZ