01 febrero 2010

Noticias como chismes



¿Qué necesidad debe existir para tener dentro de una sociedad un diario sensacionalista?

Pues aparte de ser un mercado aun no explorado dentro de nuestra ciudad existe el hecho de ser una necesidad que debe ser creada para procurar su consumo. Aún no le veo razón de ser diferente a la necesidad de negocio, pero de igual modo acepto que no tengo los suficientes argumentos para hacer un tratado sobre el por qué para mí es menos benéfico de lo que muchos sospechan.

Un diario de estas características busca, por sobre todo dar validez a los chismes que circulan en las calles, da validez porque está escrito y tiene un autor plenamente identificado, además de alimentarse de su mayor fuente de poder: la fotografía, cruda como la verdad misma. Sin embargo, y tal vez con lo que menos de acuerdo estoy, una noticia publicada de esta manera tiene el mismo atisbo fastidioso y mediocre que produce cualquier noticia de barrio. Irresponsable, sin la reflexión profunda que debe producir hechos tan oscuros como lo es un suicidio o un asesinato. Reflexión de la que además, omitirlo sería una calumnia, carecen las noticias de último minuto que son transmitidas tanto en televisión como en radio.

Si lo que se pretende es decir la verdad sin vericuetos y hablar con claridad sobre lo que sucede en las calles de una ciudad como Medellín es, en definitiva, en un medio serio en quien debe recaer semejante responsabilidad ante todo teniendo presente que las suspicacias y las argucias corresponden a otro ámbito de la sociedad. Es más increíble aún que después de sobrevivir tanto tiempo sin prensa sensacionalista en la ciudad ahora sí necesitemos de ella.

Pensando aquí, de una vez, en las posibles respuestas que podrían surgir de uno de los co-fundadores a la pregunta del ¿Para qué? muy seguramente podríamos escucharlo defendiéndose con el argumentando de que en todas las grandes ciudades del mundo existe por lo menos uno de estos diarios y yo les diría que eso no es una excusa y que preocupante es que un diario como El Colombiano (para comenzar a hablar en nombres propios), que se vanagloria de su “Lee, Piensa”, haya optado por diversificar su negocio hacia el sensacionalismo y no hacia la cultura deja mucho que desear. ¿En qué quiere que piense su público, entonces?

Todo, ahora, es lo suficientemente Light como para que el lector acepte sumiso las siniestras noticias y los fotografías morbosas que se les ofrecen por los mismos mil pesitos.

Pero bueno, sé que es una lucha inútil, tan inútil como pelear contra la legalización de la droga (eso, para que lo publiquen), pues para los problemas morales no hay mejor olvido que un negocio redituable.

Pero ¿saben que si me duele? Pensar que luego de guardar silencio por tantos años debido al miedo que infundían sicarios, narcotraficantes y cualquier otra clase de maloso, ahora sí, ahora que estamos jartos unos y acostumbrados otros a tanta violencia, ahora que no sienten amenazadas sus vidas, justo ahora, busquen mostrarle a la ciudad la verdad, aunque sea matizada y parcial de algo de lo que aún intentamos ir saliendo.

Carlos Andrés Salazar Martínez

10 enero 2010

Referentes



El origen de frases o de palabras es un tema atrayente y en esa búsqueda he encontrado información que despierta el deseo de ir un poco más allá. Este artículo será entonces el primero de lo que espero sean muchos, en los cuales demostrare que nuestra relación con la historia no está tan lejos como lo pensamos, que aun seguimos siendo víctimas de lo que alguien dijo o escribió en el pasado. Que somos alumnos bien adiestrados de Voltaire, de Herman Melville, de la edad media o la filosofía griega. De pronto son muchos los casos conocidos pero estos son los que quiero enunciar.

Comenzare contando como una obra se convierte en clásico. Este es sólo uno de los motivos debo aclarar. Los referentes físicos actúan en la obra como sistema nemotécnico. Permiten que un texto sea evocado al tenerse contacto con uno de esos referentes a los que hace mención y honor, es de esa manera que la obra no es olvidada con facilidad y se pueda recurrir a ella para poner ejemplos o hacer indicaciones. Es de esta forma que Joyce se hace un escritor clásico, pues aparte de su gran estilo, transforma a Dublín en el gran modelo de su obra. Es así como cada calle, el cruce de cada esquina, cada taberna, dejan de representarse solo a ellas, son ahora lugares que perpetuán a Joyce y su Ulises.

Existen también frases de gran agudeza y fácil recordación que permiten ser traídas a uso en la cotidianidad. "Medio mundo se hizo para comerse al otro medio" o "El trabajo dignifica" son expresiones que hemos escuchado pronunciar de algunos de nuestros padres, son frases prestadas de un señor conocido por nosotros como Voltaire y al que muchos desconocen como autor de ellas.

Palabras hay también que fueron usadas con significados muy diferentes a los que deben su existencia. Acicate es un punzón que utilizaban en la edad media para hacer que los caballos o bueyes se movieran; mientras misericordia era un cuchillo largo o espada corta para llevar al cinto, que se utilizaba para rematar a los heridos después de la batalla o para el cuerpo a cuerpo, usada por tropas auxiliares, arqueros por ejemplo.

Nada nuevo es decir que Hollywood ha popularizado frases que no le pertenecen, ha hecho de ellas referentes, la gente inconscientemente engancha las frases en su psique y genera una realimentación que perpetúa la idea. En Moby-Dick Melville asevera que "la ignorancia engendra la duda" y luego Yoda en Star Wars recalca que "la duda engendra el miedo".

Son frases que atraviesan la sociedad y la llenan de esperanza pero nunca de manera consciente, hacen parte de un histórico inconsciente colectivo - referente presente no físico - que evoluciona con el concepto cambiante que del mundo ha hecho, con su existencia, la humanidad.

Esta última forma, el perpetuar ideas, correría el riesgo de decir, es más fuerte que el perpetuar obras ancladas a la realidad.

Carlos Andrés Salazar Martínez

Imagen: Temple Bar, Dublín.

20 diciembre 2009

Dos mil Diez


Con respecto al año que se aproxima me embarga una preocupación.

Cada que se habla de hechos importantes acontecidos durante el desarrollo de una década se hace mención a ellos como por ejemplo: los viajes espaciales en los sesenta, la bomba atómica de los cuarenta, la guerra del golfo en los noventa, en fin... la moda de cada década, los bailes de cada década, la música de cada una de ellas, y su cultura tan marcada y diferente están definidos claramente por el periodo de tiempo que los aglutina.

Debo aclarar de todas formas que de no ser por muy pocos grupos y muy pocos géneros no merecemos tener clásicos de grata recordación en la próxima década, al igual que de no ser por algunos hechos o sucesos desperdigados alrededor del planeta no tendríamos nada de que enorgullecernos de la década recién transcurrida.

Sin embargo, mi gran preocupación con respecto al año que viene, debo aclarar, no es el hecho de que esta decada este marcada por el infortunio, sólo piense en lo que aconteció durante ella y digame de que se acuerda. Aparte de los anhelos y angustias personales hay otra...

Y nada mejor, para empezar, que tomar algo prestado de Gabriel García Marquez y añadirle lo propio… Y es que en este país de frutas también están “los gaiteros de San Jacinto, los contrabandistas de la Guajira, los arroceros del Sinú, las prostitutas de Guacamayal, los hechiceros de la Sierpe, los bananeros de Aracataca, las lavanderas de San Jorge, los pescadores de perla del Cabo de la Vela, los atarrayeros de Ciénaga, los camaroneros de Tasajera, los brujos de la Mojana, los salineros de Manaure, los acordeoneros de Valledupar, los chalanes de Ayapel, los papayeros de San Pelayo, los mamadores de gallo de La Cueva, los improvisadores de las sabanas de Bolívar, los camajanes de Rebolo, los bogas del Magdalena, los tinterillos de Mompox… Los arrieros de Jericó, los vaqueros de los Llanos, las brujas de Segovia, los fumadores de Santa Elena, los poetas de Titíribi, los coteros de Buenaventura, los floristas de La Sabana, los azucareros de Palmira, los chamanes del Putumayo, los cafeteros del Eje, los ermitaños de las playas chocoanas, los reggae singers de San Andrés, los polvoreros de Caldas, los deportistas de Urabá, los artesanos de Raquira y las mujeres de Medellín.

Y es que aunque identidad si tenemos, este es un país paradójico…

En 2010 celebraremos 200 años de independencia y será un año de no olvidar, en las bases militares norteamericanas, instaladas en algún lugar de nuestra muy hermosa geografía, también, se celebrará nuestra independencia y se hablará spanglish y la orgullosa bandera de cincuenta estrellas se elevará en el asta el 20 de Julio… y bueno, la tricolor nuestra igualmente será izada y, tal vez ese día, agotada de ondear en un cielo en el que aviones desconocidos tienen la osadía de interrumpirla, recordará tiempos más gloriosos: vendrá a su memoria aquel instante en el que realmente fue libre.

De manera honesta deberíamos conmemorar, no 200 años de Independencia; obligación es rendir tributo al grupo de Colombianos que hace 2 siglos tuvieron, por un día, el placer de sentirse libres. Sólo ese grupo de hombres y una que otra comunidad indígena precolombina han tenido esa oportunidad en este país tan rico como paradójico.


Carlos Andrés Salazar Martínez

06 diciembre 2009

Jordan Air


He creído siempre que detrás de cualquier gran empresa hay un titiritero que es quien en última instancia toma las decisiones, se queda con las ganancías, pero nunca, por ningún motivo, da la cara. Creo, con respecto a este tema, que hay mucha tela por cortar en la política, en las corporaciones multinacionales y, ¿Por qué no?, en la iglesia.

Sin embargo, esta vez tengo entre manos un tema más superfluo, un tema que quizás a muchos ni les interese. Mentiras, cómo no les va a interesar si hablaré del deporte, acerca de como nosotros somos nuestros propios titiriteros y sobre una persona que tiene por sobrenombre Air. Recuerdo los días en que en la pantalla de televisión (afortunados quienes lo vieron en vivo y en directo, más aun, aquellos que jugaron con él), un afroamericano de uniforme rojo lograba elevarse por el aire, evadir contrincantes durante el vuelo y tener su muñeca dispuesta para, en un último movimiento antes de caer, enseñarle al balón el camino hasta la cesta.

Al igual que Monhamed Alí y Nadia Comaneci con su calificación perfecta fue uno de los deportistas más destacados del siglo XX. Sin embargo, la gran diferencia entre ellos y el monstruo de quien les hablo es que Jordan era un deportista al que podías ver por lo menos una vez a la semana y siempre sorprenderte por algún suceso inesperado. Fue alguien a quien a pesar de lo lejos y motivados por los medios de comunicación volvimos un héroe y estuvimos aferrados a la ilusión de que no se desvaneciera.

Pero sí, la ilusión se desvaneció, el héroe se disolvió dejando gratos recuerdos y las imagines de lo posible. Sin embargo, ahora, luego de pasar mucho tiempo, y con una liga en crisis nos damos cuenta que fue un títere más. Alguien a quien el gran titiritero utilizó para alimentar sus arcas. Alguien por quien nosotros nos entregamos a consumir sus uniformes, camisetas, zapatillas y hasta perfumes, con la mente puesta en el deseo de verlo una vez más y con el alma entregada a la posibilidad de desafiar algún paradigma, más aun alguna ley natural.

Desde hace mucho no vemos a alguien que sea para el mundo tanta inspiración y para el negocio tantos huevos de oro. Nadie con la constancia, con la alegría contagiosa, con la capacidad técnica o con el amor por el deporte como el que Michael proyectaba.

¿Que está pensando entonces el hombre oscuro que dirige los hilos del glorioso negocio? ¿Estará pensando lo mismo que nosotros? ¿Quién después de Jordan "Air"? ¿Quién?

Carlos Andrés Salazar Martínez