He creído siempre que detrás de cualquier gran empresa hay un titiritero que es quien en última instancia toma las decisiones, se queda con las ganancías, pero nunca, por ningún motivo, da la cara. Creo, con respecto a este tema, que hay mucha tela por cortar en la política, en las corporaciones multinacionales y, ¿Por qué no?, en la iglesia.
Sin embargo, esta vez tengo entre manos un tema más superfluo, un tema que quizás a muchos ni les interese. Mentiras, cómo no les va a interesar si hablaré del deporte, acerca de como nosotros somos nuestros propios titiriteros y sobre una persona que tiene por sobrenombre Air. Recuerdo los días en que en la pantalla de televisión (afortunados quienes lo vieron en vivo y en directo, más aun, aquellos que jugaron con él), un afroamericano de uniforme rojo lograba elevarse por el aire, evadir contrincantes durante el vuelo y tener su muñeca dispuesta para, en un último movimiento antes de caer, enseñarle al balón el camino hasta la cesta.
Al igual que Monhamed Alí y Nadia Comaneci con su calificación perfecta fue uno de los deportistas más destacados del siglo XX. Sin embargo, la gran diferencia entre ellos y el monstruo de quien les hablo es que Jordan era un deportista al que podías ver por lo menos una vez a la semana y siempre sorprenderte por algún suceso inesperado. Fue alguien a quien a pesar de lo lejos y motivados por los medios de comunicación volvimos un héroe y estuvimos aferrados a la ilusión de que no se desvaneciera.
Pero sí, la ilusión se desvaneció, el héroe se disolvió dejando gratos recuerdos y las imagines de lo posible. Sin embargo, ahora, luego de pasar mucho tiempo, y con una liga en crisis nos damos cuenta que fue un títere más. Alguien a quien el gran titiritero utilizó para alimentar sus arcas. Alguien por quien nosotros nos entregamos a consumir sus uniformes, camisetas, zapatillas y hasta perfumes, con la mente puesta en el deseo de verlo una vez más y con el alma entregada a la posibilidad de desafiar algún paradigma, más aun alguna ley natural.
Desde hace mucho no vemos a alguien que sea para el mundo tanta inspiración y para el negocio tantos huevos de oro. Nadie con la constancia, con la alegría contagiosa, con la capacidad técnica o con el amor por el deporte como el que Michael proyectaba.
¿Que está pensando entonces el hombre oscuro que dirige los hilos del glorioso negocio? ¿Estará pensando lo mismo que nosotros? ¿Quién después de Jordan "Air"? ¿Quién?
Carlos Andrés Salazar Martínez
Sin embargo, esta vez tengo entre manos un tema más superfluo, un tema que quizás a muchos ni les interese. Mentiras, cómo no les va a interesar si hablaré del deporte, acerca de como nosotros somos nuestros propios titiriteros y sobre una persona que tiene por sobrenombre Air. Recuerdo los días en que en la pantalla de televisión (afortunados quienes lo vieron en vivo y en directo, más aun, aquellos que jugaron con él), un afroamericano de uniforme rojo lograba elevarse por el aire, evadir contrincantes durante el vuelo y tener su muñeca dispuesta para, en un último movimiento antes de caer, enseñarle al balón el camino hasta la cesta.
Al igual que Monhamed Alí y Nadia Comaneci con su calificación perfecta fue uno de los deportistas más destacados del siglo XX. Sin embargo, la gran diferencia entre ellos y el monstruo de quien les hablo es que Jordan era un deportista al que podías ver por lo menos una vez a la semana y siempre sorprenderte por algún suceso inesperado. Fue alguien a quien a pesar de lo lejos y motivados por los medios de comunicación volvimos un héroe y estuvimos aferrados a la ilusión de que no se desvaneciera.
Pero sí, la ilusión se desvaneció, el héroe se disolvió dejando gratos recuerdos y las imagines de lo posible. Sin embargo, ahora, luego de pasar mucho tiempo, y con una liga en crisis nos damos cuenta que fue un títere más. Alguien a quien el gran titiritero utilizó para alimentar sus arcas. Alguien por quien nosotros nos entregamos a consumir sus uniformes, camisetas, zapatillas y hasta perfumes, con la mente puesta en el deseo de verlo una vez más y con el alma entregada a la posibilidad de desafiar algún paradigma, más aun alguna ley natural.
Desde hace mucho no vemos a alguien que sea para el mundo tanta inspiración y para el negocio tantos huevos de oro. Nadie con la constancia, con la alegría contagiosa, con la capacidad técnica o con el amor por el deporte como el que Michael proyectaba.
¿Que está pensando entonces el hombre oscuro que dirige los hilos del glorioso negocio? ¿Estará pensando lo mismo que nosotros? ¿Quién después de Jordan "Air"? ¿Quién?
Carlos Andrés Salazar Martínez
0 comentarios:
Publicar un comentario