29 octubre 2008

En La Doble


Recuperare, ahora que la noticia esta fresca, algo que escribí hace ya algún tiempo, y que me parece de una validez absoluta para lo que representa la reciente liberación de uno de nuestros compatriotas por parte de uno de sus captores. Captor que, por cierto, recibirá de manos del Gobierno Colombiano una jugosa suma de dinero por su gesto y de parte del Gobierno Francés una bienvenida.


Muchas cosas que recaen sobre la cotidianidad o sobre los hechos extraordinarios que rodean al hombre, representan un dilema y en gran medida son problemas profundos y trascendentales. En la actualidad nuestro gobierno y con él todos nosotros, los ciudadanos comunes y corrientes y hasta los de la crema y nata (aunque se figuren lo contrario), emprendimos una empresa, tal vez la más difícil de todas, decidimos hacer frente a los problemas, las ambigüedades y los dilemas de doble moral de los cuales somos víctimas y los cuales son necesarios resolver si deseamos alcanzar la anhelada tranquilidad. Problemas, ambigüedades y dilemas que, muy presuntamente ninguna otra cultura ha querido o se ha propuesto enfrentar. La ley de justicia y paz con la que nosotros en nombre de toda la humanidad decidimos condonar la sevicia de algunos de los crímenes más censurables y escalofriantes que se han cernido sobre la especie humana, proceso del cual hace parte la iglesia, la que a pesar del horror, sale a defender la vida y descomulgando a quienes cerca del aborto tratan de hacer lo que consideran lo correcto, intentan lavarse las manos y mantener intacto un pasado que inmarcesible, los responsabilizara de las circunstancias.

Y si hay aborto, ¿Por qué no también pena de muerte? Y si hay pena de muerte… Y si de hacer justicia se trata, acabemos con la hipocresía y que aquellos que representan lo peor del hombre mueran y no puedan cambiar asesinatos, fosas comunes, caletas, dinero, armas, droga, o violaciones al DIH por años de libertad. Para muchos de ellos, los crímenes son tan abundantes que podrían llevarse su inmunidad hasta el infierno.


La pregunta es, como bien dijo el Doctor Alberto Casas en la W, ¿Hasta dónde está dispuesto a llegar el Pueblo Colombiano por alcanzar tan anhelada Paz? ¿Estamos dispuestos a darlo todo por ver sonreír libres a todos los secuestrados y por regalar a las futuras generaciones aquello que no tuvimos pero que tanto deseamos? He ahí la cuestión.
CARLOS ANDRÉS SALAZAR MARTÍNEZ

24 octubre 2008

Fraccionarios Sociales


El Hombre de los 40 Escudos
Muchas veces he oído hablar del aumento de población. Si se nos ocurriese echar al mundo doble número de chiquillos que ahora, si nuestra patria tuviese doble población, y hubiese 40.000.000 en vez de 20, ¿qué sucedería?

El Geómetra
Que cada uno tendría 20 escudos menos, o bien, la tierra debería producir el doble de lo que produce, o que habría doble número de pobres, o que sería preciso duplicar la industria, y ganar doble en el comercio exterior, o enviar la mitad de la nación a América, o que la mitad de nación se comiera a la otra.

Hace ya mucho tiempo que leí esto, un cuento de Voltaire llamado El Hombre de los 40 Escudos, y aun tengo presente el hecho de que vamos a tener que comernos unos a otros. La tierra ya está próxima a encontrarse en la matera de la que hablaba Malthus. Un matero en el que no habrá suficiente tierra para cultivar el doble.

Sin embargo eso no es lo que me trae aquí. Estoy aquí por razones matemáticas, incluso una materia específica de ellas: Fracciones. Y es que aún no sé porque Voltaire se aventuro a hablar de mitades. Comprendo que el texto, de pronto, exige hablar de la mitad debido a que se especula sobre qué pasaría si fuéramos el doble. Pero aún así persisten las dudas. En ese momento de la historia las cosas no eran muy diferentes a como lo son ahora, no había una tendencia al equilibrio, nunca ha existido. No olvidemos de todas formas que Voltaire hace una aclaración luego de dividir las cosas mágicamente en partes iguales, como término medio. Sin embargo ese término medio tampoco indica mucho, pues, un término medio es como un casi: y un casi puede ir desde los 16 Escudos para unos hasta los 24 para otros.

Porque si hablamos de todo el mundo, y seamos justos, podríamos hablar de otro tipo de proporciones, tal vez un tercio; aunque me atrevería a decir que sigue siendo algo alto, tanto para la época de Voltaire como para la nuestra. Yo hablaría de un dieciseisavo, incluso un treintaidosavo. Porque en definitiva hay personas que no están acostumbradas a vivir ni siquiera con la mitad más que deje el otro y para su fortuna hay personas que podrían vivir fácilmente sin su mitad.

El caso es que puede ser complicado explicarle a la Francia del siglo XVII qué es un dieciseisavo, incluso puede que el problema sea mantener una prosa suave y precisa utilizando la cifra, pero el problema más grande hubiera sido la publicación de un libro en el que se expresara claramente la desigualdad que gobierna el mundo.

Tal vez lo que procuró Voltaire fue despertar esa misma desazón que siento yo al escuchar que todo se va a la mitad, sobretodo a la mitad. Tal vez fue esa cifra, esa fracción, y las ganas de que pudiera ser cierta lo que originó La Revolución Francesa.
CARLOS ANDRÉS SALAZAR MARTÍNEZ