Hasta
ahora, a excepción de Goethe, nadie había sacado tanto provecho de la química
para contar una historia como lo hicieron los realizadores de Breaking Bad
(2008 -2013). En la serie, producida por sony pictures, el uso de la ciencia y
en particular de la química como elemento estético es clave y sirve de excusa
para explorar ideas en torno a esa extraordinaria producción y asuntos cercanos
a la sublimación de la televisión. No es pertinente, eso sí, detenerse en
justificaciones absurdas acerca de la inevitable pregunta por la industria del
entretenimiento. Sin embargo, sí es oportuno valorar el esfuerzo que productores
y autores independientes –un concepto por demás difuso en el mundo
contemporáneo– han hecho para acercarse a estrategias propias de la literatura;
ofreciendo, en apariencia, la idea de que tener un público masivo y dispuesto a
comprar cuanto objeto promocional aparezca, es lo de menos.
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